Lo dejó bien en claro Cazzu en su último reportaje para Rolling Stone. Ahí decía querer escaparse del inevitable mote que se ganó por ser la voz femenina en numerosos feats: “Hice un disco porque tenía la intención de salir del lugar de nena que canta bonito en los featuring; la única piba que canta en un remix lleno de pibes”.
Obvio que a Cazzu no es a la única que le pasó, pero al ser una de las primeras figuras femeninas en el trap argentino junto a La Joaqui -además freestyler y primera mujer en participar de la Red Bull Batalla de los Gallos Argentina- tuvo que enfrentarse a muchas de estas situaciones. En esa misma entrevista, Cazzu dice: “Ojalá que todas las que van a venir tengan el privilegio de saltear una parte que me tocó muy hardcore. Estuve ahí para hacer ese cambio y siempre fue el objetivo: que esas pibas no tuvieran que pasar por lo que La Joaqui y yo sí».
Y las pibas vinieron, claramente, y con un espíritu fresco y combativo que no deja pasar una. Pero llegar cuesta, y las pibas no logran la misma visibilización que los pibes.
Hagamos un ejercicio: si vamos a Spotify, una de las playlists oficiales del género se titula Trapperz Argentina, que al momento de redactar esta nota tenía 429.709 likes y 90 canciones, en las cuales sólo en 13 participan artistas mujeres.
Vamos a una que no sea creada por la propia empresa a ver qué pasa: Trap Argentino – Trap Argentina, con sus 64.083 likes y 173 canciones, sólo presenta 17 de pibas. La tendencia no cambia.
Nos mudamos de plataforma: vamos a YouTube, la primera que vio explotar al trap con millones y millones de reproducciones. “MIX TRAP ARGENTINO – LO MAS NUEVO” tiene 329.986 visualizaciones, 135 canciones y solo en 17 participan pibas. “TRAP Argentino 2020 Mix Playlist” cuenta con 109 videos, de las cuales solo 13 son de pibas.
Como que no hay mucha equidad en esos números.
La visibilidad para las mujeres es menor que la de los varones (y de diversidades ni hablemos) en playlists y mixes. Incluso en line ups de festivales: si tomamos el Buenos Aires Trap, evento mainstream que supo aprovechar el potencial del género en su pico, tuvo dos ediciones: en la primera, de 17 artistas, sólo dos eran mujeres. En la segunda -realizada con 9 meses de diferencia- de 23 artistas, sólo hubo 5 femeninas. Y tampoco es que el evento se ciñó únicamente al trap.
En eventos más under los nombres cambian pero los números no siempre: por ejemplo, en la última edición del ciclo Trap City (7/12 en Cultural Vivo) participaron las pibas de la Rip (x3) pero el resto de sus compañeros de line up (Internet Trash Gang, Axl Fiks, Nax King y el DJ Tony Tormenta) eran todos varones. Sólo en la última fecha presencial en Otra Historia Club Cultural (14/3) la cosa estuvo 50/50: cuatro mujeres, cuatro varones. Incluso en un evento por streaming que tuvo lugar hace poco en ese mismo lugar hubo más artistas mujeres que varones. ¿Será que la equidad está en lo under?
Tal vez. Mucho también es cuestión de insertarse en la movida. Los eventos mainstream dan la impresión de estar organizados por un grupo de personas que busca lucrar pero poco le importa la escena, mostrar artistas nuevxs, hacer una apuesta por algún sonido o figura del ámbito. También es probable que las cosas cambien una vez que regresen los shows en vivo. Con la difusión que hubo (y está habiendo) en redes sociales entre artistas, colaboraciones, apoyos cruzados, puede que la escena hasta se despierte y diversifique un poco.
Y si no, bueno, soñar es gratis.